El Centro de formación Padre Piquer es una de esas instituciones que propugnan las aulas cooperativas multitareas. Es decir, en lugar de organizar la educación por materias lo hace por ámbitos de enseñanza y aprendizaje, concretamente dos, el Socio-Lingüístico y el Científico-Tecnológico.
Este tipo de organización busca favorecer el aprendizaje cooperativo, el trabajo en grupo, la autonomía de los alumnos a la hora de buscar información y resolver las dudas y también fomentan el uso de las nuevas tecnologías.
Este centro también rompe con los métodos tradicionales si hablamos de su estructura y de la formación de los grupos. En lugar de encontrarnos ante pequeños habitáculos donde encontramos un grupo y un profesor aquí encontramos ante aulas grandes donde se juntan dos o tres grupos totalmente heterogéneos y en las que llegan a estar hasta tres profesores a la vez. Esta distribución crea un clima agradable tanto entre alumnos como entre profesores, los obliga a relacionarse, a comunicarse y a integrar a todos esos alumnos que presentan alguna dificultad. Esto alumnos, al compartir tantas horas con los mismos profesores, acaban adquiriendo confianza con el profesor y eso les permite sentirse más protegidos en el aula a la hora de participar y eso favorece su adquisición de conocimientos.
Creo que se trata de una experiencia que busca la formación en valores pero que es necesario tener muy claro cómo llevarla a cabo. La relación entre los docentes también influye, esta tiene que ser buena porque cualquier discrepancia entre ellos puede llegar a ser perjudicial tanto para llevar a cabo su trabajo como para la educación y formación de los alumnos. El gran problema que vea a este tipo de centros es que si el alumno tiene que cambiarse de centro, por cualquier motivo, va a sufrir mucho a la hora de integrarse en cualquier centro que presente una metodología más tradicional.
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